Luxación rotuliana
Una luxación rotuliana, también conocida como luxación de rótula, se produce cuando la rótula es forzada a salirse de su alineación normal dentro de la articulación de la rodilla. Esta lesión es más frecuente entre los deportistas, especialmente los adolescentes y los jóvenes, debido a factores como la hipermovilidad ligamentosa y la maduración incompleta del esqueleto, incluida la presencia de cartílagos de crecimiento abiertos. En la mayoría de los casos, la rótula se desplaza hacia fuera (lateralmente), lo que puede sobrecargar la cápsula articular y dañar los tejidos blandos circundantes. Este tipo de lesión suele estar causada por un impacto directo en la rodilla o por una tensión en valgo con rotación externa de la tibia, lo que puede ocurrir durante la práctica de deportes como el fútbol, el baloncesto o la gimnasia.
En los casos en que la rótula se desplaza parcialmente hacia fuera pero vuelve por sí sola, se denomina «subluxación». Tanto la luxación como la subluxación tienen causas similares, como traumatismos o cambios rápidos de dirección en la actividad física.
Qué hacer cuando aparece una luxación de rótula
El tratamiento inicial consiste en volver a colocar la rótula en su sitio (reducción) y utilizar métodos conservadores como la inmovilización con ortesis y la fisioterapia para fortalecer los músculos que rodean la rodilla. La intervención quirúrgica puede ser necesaria en casos de luxaciones repetidas o si hay problemas adicionales, como daños en el cartílago. La cirugía puede incluir la reparación o el estiramiento de los ligamentos, o el ajuste de la posición de los huesos para asegurar mejor la rótula dentro de su recorrido. Tras la cirugía o el tratamiento conservador, la rehabilitación es crucial para la recuperación completa y para prevenir nuevas luxaciones.
Las luxaciones de rótula suelen ser muy dolorosas y provocar una inflamación inmediata, y la rodilla afectada puede sentirse inestable o «ceder» durante el movimiento. Los plazos de recuperación varían, pero por lo general los deportistas pueden volver a practicar deporte tras el reposo y la rehabilitación suficientes, normalmente en unos pocos meses dependiendo de la gravedad de la lesión.