Entender la artritis de la articulación basal
La artritis de la articulación basal, comúnmente conocida como artritis del pulgar, afecta a la articulación carpometacarpiana (CMC) de la base del pulgar. Esta articulación permite una amplia gama de movimientos del pulgar esenciales para agarrar, pellizcar y prender. Con el tiempo, el cartílago que amortigua los extremos de los huesos de esta articulación puede deteriorarse, provocando artrosis. A medida que el cartílago se desgasta, los huesos pueden rozarse directamente entre sí, causando dolor, hinchazón y reducción del movimiento. Esta afección es especialmente frecuente entre las mujeres mayores de 40 años, aunque puede afectar a cualquier persona. Factores como el uso excesivo de la articulación, lesiones previas o la predisposición genética pueden aumentar el riesgo de desarrollar artritis de la articulación basal.
Repercusiones en las actividades cotidianas y el deporte
La artritis de la articulación basal puede ser especialmente debilitante para las personas que practican deportes o actividades que requieren un fuerte agarre y destreza. El dolor y la rigidez asociados a esta afección pueden dificultar el rendimiento en deportes como el tenis, el golf o la escalada, en los que la fuerza y la flexibilidad del pulgar son cruciales. Incluso las tareas rutinarias, como abrir frascos, girar pomos de puertas o escribir, pueden resultar difíciles. Los primeros síntomas pueden ser molestias durante o después del uso del pulgar, disminución de la fuerza de agarre o hinchazón notable en la base del pulgar. A medida que la enfermedad progresa, puede desarrollarse una prominencia ósea sobre la articulación y el pulgar puede desplazarse gradualmente de su posición normal, limitando aún más la función. Reconocer estos signos a tiempo y buscar el tratamiento adecuado puede ayudar a controlar los síntomas y mantener un estilo de vida activo.